Murió Francisco Ibáñez. Muchas personas de mi edad afirman que crecieron con Mortadelo y Filemón. Sí, yo también tuve alguno de sus cómics en tapa dura, por lo menos uno, pero no puedo decir que el dibujante fuera ningún referente. Creo que la estética de su diseño no me llamaba mucho la atención, aunque los personajes me resultaban graciosos.
La muerte de cualquier persona que haya aportado tanto a la cultura, siempre es una pérdida. Sin embargo, no me he asomado para hacer un panegírico.
Hoy solo tengo un recuerdo para mi padre. En 2009, enfermo ya de cáncer, optimista como era, copió con su mano experta de dibujante no profesional la imagen que os dejo abajo y que hoy cuelga a modo de cuadro no solo en casa de mi madre sino en la sala de quimioterapia del hospital donde se la administraron.
Pido a quien se atreva que la describa a modo de comentario para mis lectores ciegos. Por supuesto, es una viñeta de alguno de los muchísimos cómics que se publicaron.
Para él fue una metáfora, la del título. Al final no pudo con el cáncer, pero lo pisoteó con entereza durante largos meses.