Fe de vida

Llegadas estas fechas, todo el mundo hace balance de lo que ha sido el año que va a terminar. No es exactamente mi intención. Hace mucho que no escribo para compartir algo con vosotros. Sé que os debo algunos artículos, como mi paso por el Oceanográfico de Valencia, fuera de lo anecdótico, y no los descarto, desde luego. ¿Os ha pasado alguna vez que de pronto, sea por lo que sea, aquello que habéis venido haciendo durante un largo período con gusto y dedicación deja de motivaros? Quizá motivar no es la palabra adecuada, pero sirva para el caso.

La situación que hemos vivido y estamos viviendo creo que de un modo u otro nos afecta a todos, y esto me ha pasado. Dejé de frecuentar Twitter, dejé de revisar por encima las notificaciones de Facebook. Dejó de apetecerme tanta discordia, tanta discusión, tantas enemistades repentinas, tanta tensión. Por supuesto, no voy a entrar aquí en ningún tipo de polémica, solo estoy hablando de sentimientos, de los míos, de sentimientos y de sensaciones. Más de una vez me he sentado ante el teclado con el propósito de escribir, y es como que la ilusión se desvanece. ¿Para qué? Y lo dejo.

La mayoría de personas a las que conozco me dicen que cuando peor se sienten es cuando más escriben. A mí la teoría no me funciona. Quizá es porque, afortunadamente, no estoy tan mal, ni siquiera estoy mal, solo desplazada de mis habituales intereses.

Ahora mismo me estoy preguntando qué narices estoy diciendo. A quién le importará cómo demonios esté o me sienta yo. Pero bueno, ahí queda.

¿El año 2017? Ah, sí. Estupendos nuevos amigos, otros que se apartan de un recorrido común. Sequía creativa, aunque mi cuarta novela está ahí, atascada, esperando que me ponga con ella de una vez. Pocos sobresaltos, pero intensos. Mucha rutina, tranquilizadora, pero fastidiosa. El año ha sido como la crítica de mi libro que vi ayer en YouTube. Ahora resulta que Yo te cuidaré tiene un montón de errores ortográficos, según la booktuber que lo reseña, una falta de respeto de la editorial hacia la autora, o sea ,hacia mí. Un texto revisado hasta la saciedad. Pues así es mi año. Lo entrego en aparente buen estado, pero alguien habrá que diga que tiene muchos errores.

Por cierto, al hilo de lo que acabo de explicaros. Los que lo habéis leído, ¿Podríais hacerme un feed back de si realmente hay tantos errores ortográficos? Estoy por leérmelo en braille y con lupa en los dedos.

Bueno. Y después de divagar un rato, dejad que os desee un buen 2018, que cada cual se adapte los propósitos según le convenga, según haya sido este, según ansíe que sea el venidero. Y gracias por seguir ahí.

Autor: Marta Estrada Galán
Dicen que algunos niños nacen con un pan bajo el brazo. Yo asomé al mundo con un libro y un cuaderno, solo que no me enteré hasta que a los once años comencé a devorar novelas y a escribir historias como si no hubiera un ayer en que también podría haberlo hecho. Luego llegó eso que llamamos vida, donde entre lectura y lectura, me convertí en lo que soy: escritora, aficionada a los paseos, a mantenerme en forma, al canto y al radioteatro, integrante de un coro y madre a tiempo total. Convivo con mis dos hijos, mi gata Nara y mis amigos que, aunque en la distancia, siempre están a mi lado.

Los lectores piensan

  1. Querida Marta: Es cierto que el libro tiene errores, pero de tipografía. Hay bloques de párrafos que están redactados en un tamaño de fuente menor y otras cosas así, creo que eso se debió a añadidos posteriores en que no te fijaste, o eso es lo que pensé mientras lo leía. Pero eso ocurre en sitios concretos y no muchas veces aunque afea las páginas en las que ocurre. Errores ortográficos no noté, al menos no lo recuerdo como lo de la fuente. Pero no me extrañaría que tu booktubera se refiera a esos errores como ortográficos si no domina la terminología tipográfica. O que se trate de una troll, una trolla, vamos. Anímate que los “críticos” y “críticas” digan lo que quieran mientras sea constructivo y los demás a freír espárragos. Un besote.

    Responder
    • Buenos días. No, si a mí estas cosas no me desaniman, pregunté simplemente por tener claro lo que podía haber ocurrido sin yo darme cuenta. El caso es que los cambios de tipografía están justificados, es decir, atienden a mensajes de móvil, citas de poemas, etc, otra cosa es que la maquetación no lograra encuadrarlo correctamente. Gracias por la aportación. Un beso.

      Responder

Deja un comentario

Ir al contenido