Confesión literaria

Nunca he sido buena con las redes sociales ni mucho menos con el marketing. Unos nacen para promocionarse, les sale solo, así, como si tuvieran un gen específico. Bueno, yo no. Se me da fatal, qué queréis que os diga. Soy pésima.

Lo que se me da un poco mejor es poner en palabras lo que pienso o siento, y hoy quiero hablaros del batacazo que ha supuesto la pandemia para los modestos autores como yo, que publicamos justo antes de que todo saltara por los aires.

Con una novela calentita de imprenta, me encontré de pronto con que había que cancelar todos los eventos planeados o en proceso de planificación, léase presentaciones. Estaba ya en conversaciones con salas de Barcelona, Madrid, Esplugues de Llobregat, informándome para Bilbao, y, lo que me hacía más ilusión y que ni siquiera hubo tiempo de empezar a modelar, un encuentro en la escuela a la que acude la chica coprotagonista de mi novela. Por suerte, llegué a tiempo de presentar la obra en la biblioteca Manuel de Pedrolo de mi pueblo, con mi fiel público lector de tantos años y al que debo tantísimo.

Ello supone quedarse en casa con multitud de ejemplares que iban destinados a venderse en las firmas de estos eventos. Imaginad el trabajo de tantos meses, la ilusión, el esfuerzo, el tiempo empleado, la confianza depositada en un producto final que sé que es bueno. No, no es inmodestia, ni muchísimo menos, es el fruto de muchas horas y de toda la experiencia que he podido reunir en años. ¿Que peca de alguna carencia? ¿Que tiene algún defecto? Por supuesto, seguro que sí. Pero lo digo con la humildad de saber lo mucho que cuidé y mimé la obra.

Y añadamos lo frustrante que es tener la certeza de que antes que pueda recorrer un camino provechoso, se hallará en más de un sitio web para ser pirateada.

Es posible que la mayoría ni siquiera hayáis oído hablar de la novela. Permitidme que os la presente:

Y ahora decidme… ¿No os parece interesante que alguien dispuesto a suicidarse, con un convencimiento absoluto de lo que desea hacer, que ya prepara todo para un mutis silencioso, termine detenido, acusado como autor de un presunto delito de lesiones por agresión y de secuestro de una menor? ¿No os entran ganas de saber qué pasa con él?

Ese es Lucas Guerrero, que navegará por las horas intentando no perder el rumbo de su decisión, pero que encontrará escollos abruptos como Marcelo Godoy; escurridizos como Eva, su exmujer; inquietantes como Nando, el paseante de libros; firmes como su amigo Nacho o sencillamente luminosos como Andrea.

Podéis conocerlos. Disponible en papel y en digital.

Podéis informaros aquí.
O también aquí.

También puedes pedirla en tu librería habitual.

Espero de corazón que podamos vernos en el sant Jordi veraniego del día 23 de este mes. Y vaya desde aquí mi recuerdo y apoyo para todas las personas que han sufrido por culpa del covid19, ya sea por enfermedad, pérdida de seres queridos, desempleo o cualquier otra causa, ante las cuales, mi pequeña queja de escritora se queda en una gota de agua. Un abrazo tan virtual como sentido.

Autor: Marta Estrada Galán
Dicen que algunos niños nacen con un pan bajo el brazo. Yo asomé al mundo con un libro y un cuaderno, solo que no me enteré hasta que a los once años comencé a devorar novelas y a escribir historias como si no hubiera un ayer en que también podría haberlo hecho. Luego llegó eso que llamamos vida, donde entre lectura y lectura, me convertí en lo que soy: escritora, aficionada a los paseos, a mantenerme en forma, al canto y al radioteatro, integrante de un coro y madre a tiempo total. Convivo con mis dos hijos, mi gata Nara y mis amigos que, aunque en la distancia, siempre están a mi lado.

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