De verdad pienso que estamos perdiendo el norte. Hay expresiones que llevan siéndolo años, muchísimos años, y que para nada aluden a ideologías ni colectivos. Son lo que son, palabras que se han descontextualizado por completo y que simplemente adoptan un significado que todo el mundo comprende. Decir mariconez no insulta a los homosexuales, vamos. La sociedad está llevando el tema del lenguaje a extremos insospechados. El afán por acomodarlo a las nuevas tendencias a menudo da más risa que otra cosa y, bajo mi punto de vista, pone en peligro la comunicación normal y corriente entre las personas.
Me sorprende no haber escuchado todavía que gilipollez atenta contra la dignidad de los varones. Lo mismo habría que poder decir gilivaginez, por eso de la igualdad, ¿no?
So good baby!
Thanks!