La portada ‘Un refugio para Clara’

Hace bastante tiempo me ofrecí para describir la portada del libro a quienes lo desearan. A raíz de ello, surgió la idea de un concurso que puso en marcha la editorial y que consistió en que los participantes enviaran dichas descripciones. No fue fácil elegir una entre todas las que llegaron. Al final tuve que decantarme por las que describían y no por las que reflejaban lo que la portada sugería, aunque las había muy bonitas tanto de unas como de otras. La ganadora recibió un ejemplar dedicado.

Ahora, ya que han reiterado la petición, y después de pedir permiso a sus autores, he decidido describirla con las palabras de los lectores que participaron en el concurso. Faltan muchas porque no he recibido respuesta a varios correos, pero para muestra, un botón. Y desde aquí agradecer a todos ellos su participación.

La ganadora, por las metáforas enlazadas a la descripción:

Una mujer desnuda no sólo de cuerpo, sino también de alma, pensando en sí misma, en la vida, en SU vida. Dentro de una bañera, con agua y flores flotando… Para mí una metáfora del mundo (bañera), que encierra una vida (agua) que aunque a veces te puede ahogar y resultar difícil, finalmente las cosas bonitas y buenas (las flores) salen a flote contigo misma, cuando eres TÚ realmente, como aparece Clara ahí, despojada de todo.

Enviada por Rocío M. Sánchez.

Y las dos de uno de los pocos hombres participantes:

Hay un rincón sólo nuestro, mío, tuyo. Es aquel que nos hace ser quien realmente somos, sin miedo a las miradas, entre lágrimas o sonrisas.”
“Poder esconderte en ti misma, ser tú en silencio sin la necesidad de aparentar para otros, sentir que no hay olas, sorpresas que alteren tu armonía.

Enviadas por Manuel Sánchez Vergara.

O esta, cuajada de sentimientos:

La cubierta es soledad. La cubierta es melancolía. Soledad para alguien que busca un refugio. Melancólica al ser alguien que recuerda. Es un canto a la esperanza. Es un canto a la vida.

Enviada por Noemí Carrión.

La más fotográfica y descriptiva. Habría sido coganadora de haber sido posible:

En la portada aparece la imagen, tomada desde arriba, de una mujer acurrucada dentro del agua en lo que podría ser una bañera (aunque no se ven los bordes). La mujer está rodeando sus piernas flexionadas con los brazos estirados uniendo sus manos por delante y con la mejilla derecha apoyada en la rodilla derecha. Su cabello castaño está húmedo y ladeado por delante del hombro derecho. El agua tiene un color como de cristal traslúcido y en ella hay muchas flores flotando al lado izquierdo de la mujer. Flores violetas, moradas, rosas, blancas y una flor amarilla, la única que toca el cuerpo de la mujer. La mujer parece querer aislarse del mundo, casi hasta de las flores. Parece como si estuviera dormida o al menos relajada. La blancura de su piel transmite fragilidad.

Enviada por Miryam González.

Una interpretativa:

Una mujer desnuda, aferrada a sí misma dentro de un baño cubierto de flores de colores. Simboliza para mí una mezcla de pseudo-erotismo: es, cubierto de la imagen de pureza que da el agua, las flores y la contracción del propio cuerpo, la llamada al despertar físico y espiritual del deseo y el amor.

Enviada por Eli Mondaza.

Otra que me planteó dilemas:

El marco de una bañera es el marco de la imagen. En su interior, algunas flores sin tallo nadan sobre el agua en el espacio que el cuerpo arqueado de una joven ha dejado a su izquierda. La mujer, con las piernas recogidas en el regazo, parece dormitar o cavilar sobre algo que el observador no puede contemplar. La imagen emana, toda ella, una atmósfera de quietud, tranquilidad y recogimiento que hace pensar en un pequeño oasis en medio del discurrir apresurado de las horas.

Enviada por Rocío Stevenson.

La más concreta:

La portada tiene a una chica desnuda vista desde arriba, pero no muestra nada, sobre un fondo gris, y en la zona izquierda hay flores en tonos morados y rosas. Con el título: Un refugio para Clara en letras blancas y el nombre de la escritora: Marta Estrada, en letras negras.

Enviada por Zahira María Escarabajal.

Autor: Marta Estrada Galán
Dicen que algunos niños nacen con un pan bajo el brazo. Yo asomé al mundo con un libro y un cuaderno, solo que no me enteré hasta que a los once años comencé a devorar novelas y a escribir historias como si no hubiera un ayer en que también podría haberlo hecho. Luego llegó eso que llamamos vida, donde entre lectura y lectura, me convertí en lo que soy: escritora, aficionada a los paseos, a mantenerme en forma, al canto y al radioteatro, integrante de un coro y madre a tiempo total. Convivo con mis dos hijos, mi gata Nara y mis amigos que, aunque en la distancia, siempre están a mi lado.

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