Sant Jordi, algo más

Hasta hace poco, Sant Jordi era el día en que esperaba una rosa y quizá no llegaba. El día en que sabía que la gente se lanzaba a las calles a comprar flores y libros. El día en que tocaba felicitar a mi primo… y se me olvidó (felicidades, Jordi). Un día hermoso, realmente, pero del que poco había disfrutado.

No puedo decir lo mismo de la jornada vivida este año, para mi fortuna.
El sábado por la mañana estuve firmando en la plaza que hay frente a la biblioteca de Sant Pere De Ribes. Por suerte, pese a que nos habían anunciado clima lluvioso y más bien frío, el sol hizo acto de presencia y animó un ambiente ya de por sí festivo. Cierto es que no pude estar todo el rato del que se disponía en la mesa de escritores locales, puesto que por la tarde había comprometido mi presencia en las carpas de MeGustaEscribir. Pero tampoco habría podido apurar el horario al completo ya que (gracias, lectores) me quitaron de las manos los libros que había para vender, lo cual me satisface mucho.

En Barcelona no se podían dar dos pasos seguidos. El sol continuaba acompañándonos y el ambiente en las calles no era tal, sino ambientazo. Todos los escritores de la editorial independiente MeGustaEscribir estábamos reunidos en el Passeig Sant Joan, bajo carpas que, ya sí, al final de la jornada nos protegieron de la lluvia. En una entrevista a pie de mesa me preguntaron qué significaba para mí el día de Sant Jordi. Entonces ya pude responder de otra manera:

Sant Jordi es un puente que se tiende entre los escritores y los lectores, es una proximidad que llena de calidez la relación a veces demasiado distante entre unos y otros. Es un punto de encuentro para compartir la vivencia de escribir y la de leer. Independientemente de la cantidad de ejemplares que se vendan o firmen, la experiencia de compartir esas horas con amigos o desconocidos que se acercan a interesarse merece la pena. Dedicatorias, marcapáginas regalados, un café enorme con una madalena de tres pisos ofrecidos con cariño para ayudar a combatir el aire frío que se levantó, una rosa inesperada y muy apreciada, la compañía de amigos que vinieron de fuera para vivir la Diada conmigo… Y para culminar el día, una cena inesperada con personas maravillosas.

Sant Jordi para mí?
Vender y firmar libros, cierto. Pero siempre habrá algo más, y espero poder disfrutarlo con vosotros durante mucho tiempo.

P.S.: Bueno… había un olor a cloaca muy desagradable cerca de mi mesa… ¿Sería ambientación gratuita sobre el inicio de mi libro?

Autor: Marta Estrada Galán
Dicen que algunos niños nacen con un pan bajo el brazo. Yo asomé al mundo con un libro y un cuaderno, solo que no me enteré hasta que a los once años comencé a devorar novelas y a escribir historias como si no hubiera un ayer en que también podría haberlo hecho. Luego llegó eso que llamamos vida, donde entre lectura y lectura, me convertí en lo que soy: escritora, aficionada a los paseos, a mantenerme en forma, al canto y al radioteatro, integrante de un coro y madre a tiempo total. Convivo con mis dos hijos, mi gata Nara y mis amigos que, aunque en la distancia, siempre están a mi lado.

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