Hasta hoy me ha sido imposible ponerme a escribir esta entrada. Y no es porque eludiera admitir un fracaso, al contrario, creo que tengo humildad suficiente para hacerlo. Es solo porque duele, todavía duele. Muchas personas insisten en que no me sienta una persona fracasada. Se equivocan en el enfoque. No me siento una persona fracasada, pero sí siento que mi proyecto ha sido un fracaso.
No he podido quedarme con Inuk. Supongo que subjetivamente hablando, lo intenté todo, algo que seguro que no es cierto. En el terreno objetivo he de decir que quemé todas las opciones que mi cuerpo y mi mente pusieron a mi alcance. Días sin apenas dormir, horas larguísimas con él, procurándole juegos y paseos que se le quedaban cortos. La casa se nos hizo pequeña, la situación se me hizo grande. Me habían advertido y no supe darme cuenta del tipo de perro que es Inuk, de sus necesidades tanto físicas como mentales, de mis limitaciones, sobre todo físicas, limitaciones que arrastraron su bienestar y, finalmente, el mío. Estuve a punto de caer enferma, adelgacé un montón, pero lo peor es que él se fue estresando cada vez más y el pobre mío estaba totalmente sobrepasado. Y yo, totalmente desquiciada. Sí, supongo que ese debe de ser el adjetivo correcto.
Quiero apuntar aquí que Inuk fue el núcleo de un proyecto que partió de mi deseo de tener un perro guía, y tenerlo desde cachorro para poder crear un buen vínculo desde el principio. Lo adquirí a sus cinco meses en un criador, no proviene de ninguna escuela y por tanto, el hecho de que no haya salido bien, no es por culpa de un mal emparejamiento entre perro y usuario.
Durante dos meses fue educado por un profesional, y su obediencia básica e incluso avanzada eran maravillosas. Su trabajo en todo cuanto aprendió era impecable. Si terminó estresado y sobrepasado no fue porque no estuviera bien educado (no digo adiestrado, porque el adiestramiento como perro guía no se llevaría a cabo hasta que contara por lo menos un año) sino porque yo no fui capaz de poner todo lo que hubiera debido poner para asumir su guía, seguir trabajando con él todo lo que ya sabía y crear así una rutina de trabajo y ese vínculo deseado.
Hubiera sido un gran perro guía. Él no fue el causante de mi fracaso. Alguien dijo que no hay un mal perro sino un mal guía o tutor o dueño, como prefiráis llamarlo.
Lo tuve poco conmigo, pero le echo muchísimo de menos pese a todo. Cualquier cosa del día a día hace que me acuerde de él, de sus reacciones, de sus trastadas. Hay algo que tengo muy marcado y dudo que se me olvide. Una tarde, Inuk estaba descansando en su colchoneta junto al sofá del comedor. De pronto, emitió una especie de gemido, no era un gañido ni un ladrido, sonaba realmente a lamento, un lamento profundo y grave. Le dije a mi hijo: «Mira, pobre, está soñando». Pero no, tenía los ojos abiertos y miraba hacia alguna parte. Allí comenzó a gestarse mi decisión porque aquel sonido tan lastimero me traspasó el alma.
Gracias a todos los que me animasteis y pusisteis en mí la esperanza de un proyecto que no he sabido sacar adelante. Parte del peso que siento es también por haber decepcionado tantas expectativas. Quizá algún día me anime a contaros las dificultades a las que tuve que enfrentarme.
Inuk vive ahora con una familia, comparte casa y jardín con tres perros de raza pequeña y dos niñas, además del matrimonio. Me consta que está estupendo y es posible que más adelante, cuando madure, participe en intervenciones asistidas como perro de terapia. Sé que él me habrá perdonado, aunque esté humanizando esta cualidad y lo que habrá hecho será olvidarse de mí, por más que me reconozca el día que nos veamos. Yo tendré que trabajar el perdón conmigo misma.
Hola jefa. Lamento, ya lo sabes, lo sucedido. Sé que es inevitable, y que es una etapa dura para ti, pero no creo que debas sentirte culpable. Hiciste, como bien dices al inicio de tu post, todo lo que estaba en tu mano, y seguro que mucho más también, por él y por su bienestar. Y no te martirices. Por la poca experiencia que tengo en el mundo canino, creo que ellos no guardan rencor. Se limitan a disfrutar del momento, sin mirar atrás. No se plantean si han hecho bien o mal, o si han tomado o no las decisiones correctas. Disfrutan de lo que tienen, y de lo que les dan. Y se conforman con ello. Tal vez debiéramos aprender un poco de ellos en ese sentido. Mucho ánimo y un beso y un abrazo muy grandes.
Gracias por tu apoyo y tus palabras. En realidad, deberíamos aprender muchísimas más cosas de ellos y ahora mismo no puedo evitar pensar en eso de “él no me lo habría hecho”. Me consuela saber que está bien donde está y que, apuesto por ello, será feliz. Un abrazo.
Hola
Ya lo hemos hablado por teléfono. Poco hay más que decir.
Creo que sí hace falta hablar un poco más con la verdad y no contar las cosas a medias. Me refiero al esfuerzo, ese que no hiciste.
Creo que sabes de sobra que estoy hablando desde el realismo y la sinceridad más absoluta.
Un beso.
On dius no he sapigut pot ser cal dir no he pogut. Hi han moltes manques de capacitat que no es saben identificar com una impossibilitat i es tradueixen amb un no vol o no sap. No crec que et quedés cap esforç personal per fer. Una abraçada.