El 2 de julio se celebró la segunda edición Vila del Llibre a la Rambla, una invitación, en palabras de los organizadores, a redescubrir tan emblemático paseo de la ciudad mediante los libros.
ÀngelsCalmuntia, de la biblioteca de la delegación territorial de la ONCE en Barcelona, tuvo a bien invitarme al evento para dar a conocer mi trayectoria literaria, así como presentar al público mi última novela
Para que no escapen las sonrisas.
Junto al stand de la mencionada organización, donde los interesados podían aproximarse a los recursos bibliográficos de los que disponemos las personas ciegas, Ángels, una guerrera de la difusión, comprometida hasta el fondo con la literatura, supervisó que el espacio fuera lo más cómodo y adecuado posible para nosotros, dos escritores afiliados más y yo. Propósito conseguido, por cierto.
Tuvimos la grandísima suerte de que ese día no hacía un calor excesivo y, bajo el entoldado, estuvimos divinamente. Àngels nos entrevistó a los tres, aunque la amiga Iyanga y yo compartimos micro y fuimos respondiendo alternativamente las preguntas que nos lanzaba nuestra anfitriona. Después, con técnicas más o menos afinadas de marketing, vendimos, firmamos y dedicamos unos cuantos libros, hablamos con quienes tuvieron a bien acercarse a consultar cualquier duda que se les planteara, reímos, nos hicimos y nos hicieron fotos.
Ese mismo día se cumplía una década de la publicación de mi novela
y recibí un hermoso regalo. Una chica mexicana, Aurora, se acercó a la mesa. Sonriente, me explicó que hace años, en su país, en un curso que seguía de creación literaria, le tocó analizar y comentar precisamente la mencionada novela. Cuando vio mi nombre en el programa del festival, no dudó en ir a conocerme. Me emocioné. Aurora, si lees esto, espero que algún día te pongas en contacto conmigo y si quieres que cuelgue nuestra foto en la galería, lo haré encantada.
Galería, además, en la que encontraréis algunas imágenes de la jornada.
Gracias a Àngels por contar conmigo, a Iyanga por su alegría arrolladora, a las personas que vinieron a compartir un rato con nosotros y a los organizadores del evento. Por supuesto, después brindé con mis amigos gracias al vino que me regalaron Els amics de la Rambla. Y gracias a la ONCE por otro regalo: un bonito ejemplar en Braille de Mester de Brujería.